TIEMPO Y ESPACIO DEL LIBRO DE CABALLERÍAS.
El tiempo es un tiempo bastante libre, flexible, sumamente relativo. Por ejemplo, los personajes están instalados en una supuesta historicidad que está fuera de lo histórico (son libros fantásticos), el narrador nos presenta el relato como algo instalado en lo histórico, pero después se le dará un trato inventado. En el prólogo el autor señala la historicidad del libro, y a partir de ahí se sucederán una serie de hechos inventados. La historicidad es puramente superficial y se comenta al principio de la novela.
El tiempo se hace más rápido o más lento según la voluntad del escritor, pues este no piensa que sea necesaria ninguna credibilidad temporal. Los personajes hacen viajes de kilómetros en cuestión de segundos (al ser un relato fantástico, el tiempo también se trata así. Tengamos en cuenta que en esa época los viajes eran algo rarísimo, carísimo y lentísimo). En esa circunstancia de la dificultad de los viajes, los personajes viajan sin límite y sin dificultad.
La geografía de los libros de caballerías se reduce al “ekumene”, del griego “οἰκουμένη” → el espacio conocido para ese hombre contemporáneo, reconocido, explorado o escrito.
En los libros de caballerías, ese “ekumene” está modificado en función de lo que es de prestigio, por eso los caballeros ambulantes van a deambular por una geografía supuestamente real pero que en realidad es una especie de realidad idealizada, elegante, prestigiosa, etc (Gaula, la pequeña bretaña, las islas del Mediterráneo, Tierra Santa...). Realmente se va generando una enorme nomenclatura geográfica que realmente no existe. Es una lista de nombres. Los personajes no van realmente a ese lugar: los personajes pueden ir a Constantinopla, pero esta no está descrita; sería un mero nombre. Los personajes no están en ninguna parte, pues es un relato fantástico.
El cronotopo de una novela de caballería es muy real, formado por unas referencias aparentemente reales, que en realidad no tienen ningún valor.
Los caballeros hacen grandes viajes que la dama (heroína) no hace.
Sin embargo, en “Don Quijote” encontramos todo lo contrario: lugares reales y descritos. Frente a lo abstracto, vago e irreal del libro de caballerías, encontramos lo concreto en esta obra de Cervantes (debido a que es, realmente, una parodia que pretende romper con todo aquello establecido previamente en las novelas de caballerías).
La ficción sentimental.
En la novela sentimental se va a encontrar un desarrollo de todos aquellos aspectos que en la novela de caballerías parecían abstractos: comienza a darse a finales del S. XV.
D. de San Pedro, “Cárcel de amor” (1492), libro precursor de la novela sentimental. Aquí vamos a ver todos los elementos sentimentales que eran secundarios en el libro de caballerías; lo que venía a ser un componente paralelo, a veces menor en el libro de caballerías, se convierte en lo fundamental en la novela sentimental.
Frente al libro de caballerías donde las historias amorosas son felices con boda final, en la novela sentimental el amor será frustrado y doloroso. Viven una historia de amor truncada que tiene un final dramático por lo general. No solo seguían el ideal de la novela caballeresca, sino también el ideal del amor cortés: el amor fallido o fracasado derivado en muerte o presuntamente del personaje masculino.
En esta obra (”Cárcel de amor”) muere el protagonista: una muerte de amor, que podría conformarse en forma de suicido. Esto ocurre porque sigue escrupulosamente los elementos de la poesía del amor cortés (amor frustrado y muerte).
Vamos a encontrar una sublimación del componente amoroso hasta el punto de que lo amoroso se apodera por completo del relato.
Hay algunos componentes sociales que proceden de este amor cortés: la alegoría de amor, la muerte de amor, la enfermedad de amor... Prácticamente siempre se alegoriza el amor (como una guerra, enfermedad, jerarquía social, etc). Generalmente, los autores de estas novelas sentimentales eran judío-converso o juristas de las cortes. Estos escritores veían el mundo como en una especie de crisis, pero esto realmente es una hipótesis.
☺☺☺
Los personajes de novelas de caballerías tienen un nombre con una estructura de “X de Y” (Amadís de Gaula, Palmerín de Inglaterra, Don Quijote de la Mancha...). Esto se debe a que se desconoce el origen de los personajes, entonces su búsqueda suele ser la de su apellido, recorriendo el espacio para lograr un nombre. Es un personaje que se busca a sí mismo y que está en esta guerra o vagabundeo porque tiene el valor de hacerse un nombre a raíz de sus hazañas: al final de la obra, el personaje encuentra su nombre.
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