viernes, 3 de febrero de 2017

La Celestina (breve)

LA CELESTINA.
Caricatura de la novela sentimental, sobre todo en el inicio, “En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios”.
Esta novela es el contrapunto a la novela sentimental. Nos interesa la primera frase del prólogo de dudosa procedencia, porque resume el tema de la obra: “Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla dice aquel gran sabio Heráclito en este modo: «Omnia secundum item fiunt»” → el tema del libro es la contienda universal.
Los personajes luchan entre sí por el afán de lucro, por el egoísmo y el individualismo. En La Celestina no hay personajes solidarios, ni siquiera Calisto lo es con Melibea: su amor es un amor casi bestial, es un deseo no muy distinto del salvaje de La cárcel de amor.
No se sabe el género de esta obra, pues no es una novela, ni tampoco una obra de teatro. Podría decirse que “es una novela dialogada muy rara” o “es una obra de teatro muy rara”.
Al comienzo de la obra, encontramos esta forma inicial:
“En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase y hacer a mí [...]”.
En medio de la descripción, aparece el tópico del religio amoris, mediante el cual el enamorado se considera seguidor de una nueva religión. Se ve reflejado en:
“Melibeo soy y en Melibea creo”.
Calisto es un idólatra de la religión de amor, por lo que desampara la religión cristiana.
En La Celestina todo es lucha por conseguir cada uno lo que quiere sin pensar en el prójimo: el egoísmo.
El personaje de Celestina es como una empresaria → todo aquello que hacía era lo que la gente reclamaba porque era la forma más sencilla de conseguir dinero.

Cada personaje busca como escapar de su sino, quieren enajenarse, emanciparse. Celestina es libre, y los otros también quieren ser libres con el dinero que ganen. 

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