LA NOVELA SENTIMENTAL.
Se desarrolla a finales del S. XV y mediados del S. XVI.
Las fuentes son novelas italianas, sobre todo de Giovanni Boccaccio y de E. S. Piccolomini.
La otra fuente esencial del género será la poesía de amor cortés, poesía trovadoresca, etc. que había sido la construcción intelectual de la baja Edad Media. La influencia del amor cortés es lo que generará este desamor, este convencimiento de la relación entre amor y dolor con un final generalmente trágico. Al igual que el amor cortés, la novela sentimental tiende a las alegorías.
En la novela sentimental los protagonistas siguen siendo el caballero y la dama cortesana hija del rey, sin embargo, predomina el mundo de los sentimientos, del palacio, frente al mundo de la guerra que estaba compensado con el mundo del amor en el libro de caballerías.
En la novela sentimental, la guerra se convertirá en algo marginal. La novela sentimental es la alteración, una especie de desviación, del género caballeresco.
La interioridad, lo emocional será tan fundamental que la novela se basará en coloquios entre enamorados o cartas de amor, mientras que la guerra quedará reducida a una justa o a un torneo que sucede al final de las historias normalmente. Siempre será un conflicto legal, a modo de juego o de torneo.
Se han establecido unas épocas o fases COMUNES tanto al libro de caballerías como a la novela sentimental:
1.Fase fundacional (hasta 1508, fecha de publicación del Amadís de Gaula). En esta fase, al parecer, lo que eran textos o fragmentos de contenido caballeresco en torno al ciclo Bretón (los caballeros de la mesa redonda), esa especie de ciclo mitológico de personajes más o menos legendarios, fueron formando una especie de “corpus”. El Amadís parece haberse formado por la reunión de esos textos. Se creó un relato homogéneo con todos esos elementos, por lo que Rodrigo de Montalvo no es el “autor” de la obra, sino el que le da forma.
2.Fase constituyente (1508 - 1512). El Amadís va a ser imitado o “continuado” con una especie de sagas o “secuelas” (continuaciones en el sentido más estricto) del Amadís. Esta obra, el Amadís, viene a ser el “`padre del género”. Llegó a tener hasta 19 ediciones: fue un verdadero “bestseller” en la época. Eran libros editados en formato de lujo, con letra gótica, grabados, dibujos... es decir, van a ser muy caros, pues están destinados al consumo de la clase pudiente. Pero no solo los leyeron los nobles, sino también la clase media como puede ser la familia de Santa Teresa de Jesús, además de consumidores populares (eran libros muy atractivos para el pueblo).
3.Fase de expansión y evolución (1512 en adelante). Se produce una diversificación de la novela caballeresca en formulaciones distintas. Vamos a encontrar libros de caballería de tonalidad cristiana, alegórica, pastoril, bizantina... que se produce en consonancia con otros géneros de la época. El caballero toma actitudes que no estaban en su forma original: no todos son caballeros en forma de Amadís, sino que pueden ser, por ejemplo, caballeros pastores. En esta época surgieron imitadores.
4.Parodias del género: “Baldus” (1542) y “Don Quijote” (1605 y 1615). El referente para estos autores sigue siendo el libro de caballerías a pesar de que sea derivado hacia la parodia. No es extraño que al final del recorrido de un género el personaje esté desvirtuado.
Estas fases son las fases generales por las que suelen pasar las obras.
La ficción sentimental (de la novela sentimental).
En la novela sentimental se va a encontrar un desarrollo de todos aquellos aspectos que en la novela de caballerías parecían abstractos: comienza a darse a finales del S. XV.
D. de San Pedro, “Cárcel de amor” (1492), libro precursor de la novela sentimental. Aquí vamos a ver todos los elementos sentimentales que eran secundarios en el libro de caballerías; lo que venía a ser un componente paralelo, a veces menor en el libro de caballerías, se convierte en lo fundamental en la novela sentimental.
Frente al libro de caballerías donde las historias amorosas son felices con boda final, en la novela sentimental el amor será frustrado y doloroso. Viven una historia de amor truncada que tiene un final dramático por lo general. No solo seguían el ideal de la novela caballeresca, sino también el ideal del amor cortés: el amor fallido o fracasado derivado en muerte o presuntamente del personaje masculino.
En esta obra (”Cárcel de amor”) muere el protagonista: una muerte de amor, que podría conformarse en forma de suicido. Esto ocurre porque sigue escrupulosamente los elementos de la poesía del amor cortés (amor frustrado y muerte).
Vamos a encontrar una sublimación del componente amoroso hasta el punto de que lo amoroso se apodera por completo del relato.
Hay algunos componentes sociales que proceden de este amor cortés: la alegoría de amor, la muerte de amor, la enfermedad de amor... Prácticamente siempre se alegoriza el amor (como una guerra, enfermedad, jerarquía social, cárcel, castillo, etc). Generalmente, los autores de estas novelas sentimentales eran judío-conversos o juristas de las cortes. Estos escritores veían el mundo como en una especie de crisis, pero esto realmente es una hipótesis.
La trama a veces está construida sobre dos historias paralelas que separan a los protagonistas. Es una novela muy verbal donde el movimiento es mínimo, casi estático.
La muerte tiene una importancia fundamental que está asociada con la vida social. En el S. XV hubo muchas muertes: hay una vida social muy tormentosa con mucha violencia. A veces muere en la novela solo uno de los protagonistas, y en otras ocasiones mueren los dos.
Es una novela muy pleitista donde los razonamientos y las cartas son muy judiciales, pues sus autores acostumbraban a ser juristas (como ya se ha mencionado).
Hay un intento de introspección amorosa (análisis de las emociones) que está muy limitado, pues el lenguaje apenas lo admite. Es un amor muy convencionalizado con muy poco componente personal. Es frecuente que la convención pese mucho más que el verdadero sentimiento de los personajes.
Son novelas sumamente limitadas.
Se divinizará e idealizará al amado o amada. El enamorado se declara vasallo de la mujer. Este movimiento social es muy importante porque dignificó mucho a la mujer → dar a una mujer esa dignidad social haciéndolas protagonistas de las historias era mucho para esa época.
El enamorado ve la relación con la amada como una especie de obligación social. Él es el vasallo o prisionero de guerra de su dama.
Las novelas sentimentales van a ser, aproximadamente, 20 textos, destacando a los autores Diego de San Pedro, Juan de Segura y Jerónimo de Contreras.
“Cárcel de amor” (ya mencionada), Diego de San Pedro.
“El proceso de cartas de amores”, Juan de Segura. Relata un proceso amoroso muy desarrollado descrito como el curso o proceso de la enfermedad del amor dentro de la conciencia de dos personajes. Ese proceso pasa por distintas etapas y va a tener un final.
“La selva de aventuras”, Jerónimo de Contreras.
El proceso es autobiográfico: se va a contar el proceso del amor, generalmente por un hombre hacia una mujer. El contexto epistular se da con motivo de que, al no haberse creado aún una voz autobiográfica (existe la primera persona, pero no tienen un dominio sobre el relato homodiegético). Al intercambiarse las cartas, cambia el punto de vista. Algunas veces en ese intercambio intervienen otros personajes, como por ejemplo, “Leriano”, “Laureola” y “El autor”, que intervienen en Cárcel de amor, articulando el relato.
Las cartas son muy elaboradas en las que pesa una artificiosidad. No son verosímiles, ni naturales, y probablemente hoy en día no parezcan ni sinceras. En el caso de D. de San Pedro, podría hasta decirse que parecen jurídicas.
El componente personal que se pretende crear es un componente muy forzado, pues no hay naturalidad estilística. Los códigos de amor cortés fuerzan la expresión.
La fuente principal de la que los escritores de la novela sentimental se nutrían era “Castillo d’amor”, Jorge Manrique.
Estos poetas de amor cortés elaboraron un enorme corpus de cancioneros, antologías, etc. El punto de vista que asumían sobre el amor era anómalo para el lector moderno: a nosotros nos sorprende su manera de ver el amor.
Resumen del profesor en lo referente al amor cortés.
“El estar enamorado era un elemento de prestigio en esa sociedad, donde el amor era el máximo nivel de desarrollo de una persona. Ese enamoramiento absoluto era la cota máxima de desarrollo del cortesano y de la mujer de mundo. Era un amor adúltero en las cortes francesas, mientras que en las cortes españolas se conservó el elemento del anonimato: no se debía nombrar a la dama, pues la dama era una mujer casada. El elemento adúltero fue mucho más leve en España.
Esta poesía fue una poesía bastante fría y abstracta.
El amor es una enfermedad fatal, que cuando se desarrolla va a ser una “suerte de sentimiento absoluto” que no tiene fases, tiempo o espacio. Son poesías que hablan del amor casi en el vacío: no es un amor personalizado o individual, sino un amor casi etéreo. La descripción que se hace de él es a base de hipérboles y aforías (”esta vida de enamorado conduce a mi muerte, y prefiero la muerte a vivir así”). Sin embargo, los entimientos son, aparentemente, muy fuertes.
Se hace una descripción del amor a base de nociones absolutas: amor/desamor, vida/muerte, placer/dolor, poder/impotencia.
Pesa más el código que la emotividad misma.
De esa poesía de amor cortés tan fría e impersonal, se pasó fácilmente a una novela sentimental en la que los componentes son los mismos que en esta poesía de amor cortés. Frente a este hombre que habla sobre sus sentimientos de muerte por amor, en la novela sentimental contamos con los dos puntos de vista, la doble perspectiva, gracias a los autores italianos.
☺☺☺
Los personajes de novelas de caballerías tienen un nombre con una estructura de “X de Y” (Amadís de Gaula, Palmerín de Inglaterra, Don Quijote de la Mancha...). Esto se debe a que se desconoce el origen de los personajes, entonces su búsqueda suele ser la de su apellido, recorriendo el espacio para lograr un nombre. Es un personaje que se busca a sí mismo y que está en esta guerra o vagabundeo porque tiene el valor de hacerse un nombre a raíz de sus hazañas: al final de la obra, el personaje encuentra su nombre.
“Les voy a dar dos o tres minutos para que se coman sus magdalenas”. - Prof. Héctor Brioso (2017)
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